martes, 11 de septiembre de 2012

Turismo sostenible

                          Introducción al turismo sostenible
 
El turismo sostenible o turismo sustentable es una forma de turismo que sigue los principios de sostenibilidad.


El turismo sostenible,es una industria comprometida a hacer un bajo impacto sobre el medio ambiente y cultura local, al tiempo que contribuyen a generar ingresos y empleo para la población

La problemática del turismo está estrechamente ligada a la del consumo responsable, porque al igual que muchas de las cosas que hacen posible nuestro trabajo, o que dan sentido a nuestras vidas, hacer turismo exige consumo. Para gozar de la biodiversidad, por ejemplo, hemos de desplazarnos y consumir energía. ¿Debemos por ello renunciar completamente al turismo como un acto “consumista”? Del mismo modo, ¿es consumista leer un periódico? Sabemos que la edición del dominical del New York Times, por ejemplo, supone la desaparición de una amplia zona boscosa de Canadá, pero ¿acaso la existencia de una prensa libre no es una de las condiciones de la democracia?
Un ejemplo particularmente interesante de estas contradicciones lo constituye, sin duda, el turismo. Se trata de una de las mayores industrias mundiales, una de las que más afecta al medio ambiente (Worldwatch Institute, 1984-2011; Almenar, Bono y García, 1998) y también una de las vías de intercambio cultural con más incidencia (no siempre negativa, ni mucho menos) sobre las costumbres de visitantes y visitados (Vilches y Gil Pérez, 2003).
Emplea a más de 250 millones de trabajadores en todo el mundo (uno de cada nueve) y genera cerca del 11% del PIB mundial. Después de la cantidad que dedicamos los habitantes del “Norte” a la alimentación, le sigue el turismo, que supone un 13% de los gastos de consumo. Prácticamente, ningún lugar de la Tierra “se salva” hoy del turismo, desde la Antártida al Everest y ningún país quiere verse privado de las rentas que produce. Aunque, como en otros casos, la mayor parte de la población de los países en desarrollo aún no puede pensar en realizar esta actividad lúdica.
Los datos acerca de las consecuencias del turismo son contradictorios. Por una parte tenemos claras repercusiones positivas: creación de empleo, incremento de ingresos económicos, evitación de migraciones por falta de trabajo, mejora del nivel cultural de la población local y apertura a costumbres más libres, intercambios culturales en ambos sentidos, de modos de vida, sensibilización de turistas y población local hacia el medio ambiente, etc. Por otra parte están las consecuencias negativas, tan importantes como las anteriores: incremento en el consumo de suelo, agua, energía, destrucción de paisajes, aumento de la producción de residuos y aguas residuales, alteración de los ecosistemas, introducción de especies exóticas de animales y plantas, inducción de flujos de población hacia poblaciones turísticas, aumento de incendios forestales, tráfico de personas y drogas, etc.
    
Está documentado que los flujos turísticos contribuyen notablemente, por su relación con el transporte aéreo y por carretera, a la lluvia ácida, a la formación del ozono troposférico y al cambio climático global. Y desde un punto de vista más local, el turismo afecta a todo tipo de ecosistemas: desde el litoral hasta las montañas invadidas por estaciones de esquí, pasando por los conocidos campos de golf, que tantas repercusiones tienen debido al enorme consumo de agua
Puede decirse, pues, que el turismo, tal como se está realizando actualmente, no es sostenible. Pero esto es consecuencia, como en el caso de otros muchos problemas, de una búsqueda de beneficios inmediatos, que impulsa a la masificación y a la destrucción de recursos. Como ha reconocido Francesco Frangiali, secretario general de la Organización Mundial del Turismo, “es cada vez más evidente que el turismo está siendo víctima, pero también contribuye al cambio climático y a la reducción de la biodiversidad”
Cabe pensar, sin embargo, en un turismo sostenible, respetuoso del medio
"El turismo sostenible atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y al mismo tiempo protege y fomenta las oportunidades para el futuro. Se concibe como una vía hacia la gestión de todos los recursos de forma que puedan satisfacerse las necesidades económicas, sociales y estéticas, respetando al mismo tiempo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida".
Esta definición de turismo sostenible (turismo responsable, ecoturismo, turismo “slow”…), se ha traducido en la consideración de una serie de requisitos que la OMT (1994) considera fundamentales para la implantación de la Agenda 21 en los centros turísticos:
         
 La minimización de los residuos.
Conservación y gestión de la energía.
          Gestión del recurso agua                             .
Control de las sustancias peligrosas.
Transportes.
Planeamiento urbanístico y gestión del suelo.
Compromiso medioambiental de los políticos y de los ciudadanos.
Diseño de programas para la sostenibilidad.
Colaboración para el desarrollo turístico sostenible.
Se hacen necesarias medidas efectivas para lograr que, como reclama Naciones Unidas, las actividades turísticas se organicen “en armonía con las peculiaridades y tradiciones de las regiones y paisajes receptores (…) de forma que se proteja el patrimonio natural que constituyen los ecosistemas y la diversidad biológica” (Hickman, 2007) y, habría que añadir, cultural.
Se contempla, por ejemplo, la implantación de la etiqueta “comercio justo” o, más específicamente, “turismo sostenible”, como garantía de que una empresa turística utiliza procedimientos sostenibles, respetuosos con el medio y con las personas, atendiendo a la legislación introducida para preservar lo que queda del mundo natural, como la Ley de la vida silvestre (Wild Law). En esa dirección van también las propuestas de introducir "ecotasas", con la idea de que quien contamine pague la descontaminación o que quien hace turismo contribuya a la compensación de las emisiones de CO2 (debidas, por ejemplo, a los desplazamientos en avión) y al mantenimiento de los espacios naturales visitados.
Y aunque ello no sea suficiente, estas medidas con finalidad ambiental pueden ser una buena ayuda incluso para la toma de conciencia ciudadana y han empezado ya a ponerse en práctica, con una respuesta muy positiva de los turistas afectados, que consideran que así se implican en la restauración ambiental o ecológica (recuperación, mejora y conservación del patrimonio natural).
En definitiva, empieza a crecer una demanda de turismo respetuoso con el medio y con las personas, que se ajusta a los requisitos de la “Nueva cultura” (de la movilidad, energética, urbana, del agua…) y que apuesta, consiguientemente, por reducir al máximo las emisiones contaminantes que genera el viaje, por valorar más los pequeños hoteles locales a las grandes cadenas hoteleras, por contribuir con ecotasas a la protección de la zona en vez de buscar los precios más bajos a costa de la explotación de los trabajadores y la degradación del medio
 
Según la OMT, los principios que definen el turismo sostenible son:
Los Recursos naturales y culturales se conservan para su uso continuado en el futuro, al tiempo que reportan beneficios;
El desarrollo turístico se planifica y gestiona de forma que no cause serios problemas ambientales o socioculturales;
La calidad ambiental se mantiene y mejora;
Se procura mantener un elevado nivel de satisfacción de los visitantes y el destino retiene su prestigio y potencial comercial; y
Los beneficios del turismo se reparten ampliamente entre toda la sociedad.
Estas características hacen al turismo sostenible una herramienta estrategia de desarrollo económico local. Por un lado, el turismo supone una gran oportunidad en algunas zonas en las que no existen otras alternativas de actividad económica. A su vez, como parte del sector servicios, ofrece más oportunidades para el surgimiento de empresas locales (hay que tener en cuenta que incluso en los países más desarrollados, este sector está compuesto principalmente por PYME). Y a pesar de ser un sector que requiere de fuertes inversiones en infraestructura y equipamientos, también utiliza mano de obra de forma intensiva por lo que ofrece numerosas oportunidades de trabajo y negocio para las mujeres y los jóvenes.
Turismo Sostenible: Una Estrategia de Desarrollo Local, Regional y Nacional
 
Como todo sector productivo y comercial el turismo debería tender a  considerar la sostenibilidad como el modelo de desarrollo a seguir en el corto y mediano plazo. Más aun cuando “el producto” que genera los ingresos y las oportunidades de negocio y progreso es el mismo que se ve  afectado al implementar un plande “explotación turística” a corto plazo. Suena contraproducente, y de una visión en extremo cortoplacista, pensar que una mala gestión turística puede literalmente “matar la gallina de los huevos de oro” produciendo “pan para hoy y hambre para mañana”.
 
Sin embargo, esta realidad no es muy lejana a la de otros sectores vinculados a la explotación de recursos naturales,  en los cuales el manejo sostenible aún no encuentra un espacio con vías a perpetuar una oportunidad para las generaciones venideras.   Pensar hoy en el turismo sostenible conlleva los mismos desafíos, complejidades y paradigmas asociados al  modelo de desarrollo sostenible en su dimensión integral.  Es por esto que conceptos tan familiares como el ecoturismo,  el turismo aventura, el etno turismo, el turismo rural y otros nos sugieren una imagen distorsionada de la sostenibilidad, principalmente ligada al contacto con la naturaleza, al entorno cultural y social. Debemos  entonces preguntarnos ¿cuántos de ellos realmente recogen la dimensión ambiental, social y económica en sus productos y ofertas?
 
El Turismo Sostenible tiene como gran tarea constituirse en una estrategia capaz de salvaguardar y respetar  el patrimonio natural y cultural, promover y fortalecer el desarrollo económico local y por sobre todo fomentar e  integrar la participación de actores locales en su modelo de gestión. Es por esto que debe ser considerada como una estrategia de desarrollo local, regional y nacional y entregar los lineamientos generales a la amplia oferta turística disponible y  transformarse en el gran plan maestro que guíe el desarrollo turístico en sus distintas escalas, e incorporarse dicho sea de paso, en la política pública (servicios nacionales y regionales de turismo)  y privada (cámaras y asociaciones turísticas)
 
En el  emergente mercado turístico el éxito o el fracaso del negocio y sus oportunidades de desarrollo asociadas, podría estar determinado por la simple decisión de optar o no por el modelo de sostenibilidad,  ya que si duda  en un futuro cercano la demanda mundial apuntará  a contar con  servicios cada vez más amigables con el entorno social, cultural y ambiental, y además con un fuerte componente de desarrollo económico local. Estos factores sin duda serán determinantes y repercutirán inevitablemente en la  imagen de marca, en la reputación del producto ofertado y de la contribución real que empresa ofertante pueda ofrecer en el contexto del desarrollo local.

La creciente demanda de servicios turísticos  amigables con el medio ambiente y socialmente justa parece ser la tendencia en la presente década, por lo cual la orientación y el modelo a optar  por  el mercado del turismo en los próximos años será determinante para el desarrollo del sector, con el fin de que en este “negocio” todos puedan participar y ganar por muchas generaciones más.   
 

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