Introducción
al turismo sostenible
El turismo sostenible o turismo sustentable es una forma de turismo que sigue los principios de sostenibilidad.
El turismo sostenible,es una industria comprometida a hacer un bajo impacto sobre el medio ambiente y cultura local, al tiempo que contribuyen a generar ingresos y empleo para la población
La problemática del turismo está estrechamente ligada a
la del consumo responsable, porque al igual que muchas de las cosas que hacen
posible nuestro trabajo, o que dan sentido a nuestras vidas, hacer turismo
exige consumo. Para gozar de la biodiversidad, por ejemplo, hemos de
desplazarnos y consumir energía. ¿Debemos por ello renunciar completamente al
turismo como un acto “consumista”? Del mismo modo, ¿es consumista leer un
periódico? Sabemos que la edición del dominical del New York Times, por
ejemplo, supone la desaparición de una amplia zona boscosa de Canadá, pero
¿acaso la existencia de una prensa libre no es una de las condiciones de la
democracia?
Un ejemplo particularmente interesante de estas
contradicciones lo constituye, sin duda, el turismo. Se trata de una de las
mayores industrias mundiales, una de las que más afecta al medio ambiente
(Worldwatch Institute, 1984-2011; Almenar, Bono y García, 1998) y también una
de las vías de intercambio cultural con más incidencia (no siempre negativa, ni
mucho menos) sobre las costumbres de visitantes y visitados (Vilches y Gil
Pérez, 2003).
Emplea a más de 250 millones de trabajadores en todo el
mundo (uno de cada nueve) y genera cerca del 11% del PIB mundial. Después de la
cantidad que dedicamos los habitantes del “Norte” a la alimentación, le sigue
el turismo, que supone un 13% de los gastos de consumo. Prácticamente, ningún
lugar de la Tierra “se salva” hoy del turismo, desde la Antártida al Everest y
ningún país quiere verse privado de las rentas que produce. Aunque, como en
otros casos, la mayor parte de la población de los países en desarrollo aún no
puede pensar en realizar esta actividad lúdica.
Los datos acerca de las consecuencias del turismo son
contradictorios. Por una parte tenemos claras repercusiones positivas: creación
de empleo, incremento de ingresos económicos, evitación de migraciones por
falta de trabajo, mejora del nivel cultural de la población local y apertura a
costumbres más libres, intercambios culturales en ambos sentidos, de modos de
vida, sensibilización de turistas y población local hacia el medio ambiente,
etc. Por otra parte están las consecuencias negativas, tan importantes como las
anteriores: incremento en el consumo de suelo, agua, energía, destrucción de
paisajes, aumento de la producción de residuos y aguas residuales, alteración
de los ecosistemas, introducción de especies exóticas de animales y plantas,
inducción de flujos de población hacia poblaciones turísticas, aumento de
incendios forestales, tráfico de personas y drogas, etc.
Está documentado que los flujos turísticos contribuyen
notablemente, por su relación con el transporte aéreo y por carretera, a la
lluvia ácida, a la formación del ozono troposférico y al cambio climático
global. Y desde un punto de vista más local, el turismo afecta a todo tipo de
ecosistemas: desde el litoral hasta las montañas invadidas por estaciones de
esquí, pasando por los conocidos campos de golf, que tantas repercusiones
tienen debido al enorme consumo de agua
Puede decirse, pues, que el turismo, tal como se está
realizando actualmente, no es sostenible. Pero esto es consecuencia, como en el
caso de otros muchos problemas, de una búsqueda de beneficios inmediatos, que
impulsa a la masificación y a la destrucción de recursos. Como ha reconocido
Francesco Frangiali, secretario general de la Organización Mundial del Turismo,
“es cada vez más evidente que el turismo está siendo víctima, pero también
contribuye al cambio climático y a la reducción de la biodiversidad”
Cabe pensar, sin embargo, en un turismo sostenible,
respetuoso del medio
"El turismo sostenible atiende a las necesidades de
los turistas actuales y de las regiones receptoras y al mismo tiempo protege y
fomenta las oportunidades para el futuro. Se concibe como una vía hacia la
gestión de todos los recursos de forma que puedan satisfacerse las necesidades
económicas, sociales y estéticas, respetando al mismo tiempo la integridad
cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los
sistemas que sostienen la vida".
Esta definición de turismo sostenible (turismo
responsable, ecoturismo, turismo “slow”…), se ha traducido en la consideración
de una serie de requisitos que la OMT (1994) considera fundamentales para la
implantación de la Agenda 21 en los centros turísticos:
La minimización de
los residuos.
Conservación y gestión de la energía.
Gestión del recurso agua .
Control de las sustancias peligrosas.
Transportes.
Planeamiento urbanístico y gestión del suelo.
Compromiso medioambiental de los políticos y de los
ciudadanos.
Diseño de programas para la sostenibilidad.
Colaboración para el desarrollo turístico sostenible.
Se hacen necesarias medidas efectivas para lograr que,
como reclama Naciones Unidas, las actividades turísticas se organicen “en
armonía con las peculiaridades y tradiciones de las regiones y paisajes
receptores (…) de forma que se proteja el patrimonio natural que constituyen
los ecosistemas y la diversidad biológica” (Hickman, 2007) y, habría que
añadir, cultural.
Se contempla, por ejemplo, la implantación de la etiqueta
“comercio justo” o, más específicamente, “turismo sostenible”, como garantía de
que una empresa turística utiliza procedimientos sostenibles, respetuosos con
el medio y con las personas, atendiendo a la legislación introducida para
preservar lo que queda del mundo natural, como la Ley de la vida silvestre
(Wild Law). En esa dirección van también las propuestas de introducir
"ecotasas", con la idea de que quien contamine pague la
descontaminación o que quien hace turismo contribuya a la compensación de las
emisiones de CO2 (debidas, por ejemplo, a los desplazamientos en avión) y al
mantenimiento de los espacios naturales visitados.
Y aunque ello no sea suficiente, estas medidas con
finalidad ambiental pueden ser una buena ayuda incluso para la toma de
conciencia ciudadana y han empezado ya a ponerse en práctica, con una respuesta
muy positiva de los turistas afectados, que consideran que así se implican en
la restauración ambiental o ecológica (recuperación, mejora y conservación del
patrimonio natural).
En definitiva, empieza a crecer una demanda de turismo
respetuoso con el medio y con las personas, que se ajusta a los requisitos de
la “Nueva cultura” (de la movilidad, energética, urbana, del agua…) y que
apuesta, consiguientemente, por reducir al máximo las emisiones contaminantes
que genera el viaje, por valorar más los pequeños hoteles locales a las grandes
cadenas hoteleras, por contribuir con ecotasas a la protección de la zona en
vez de buscar los precios más bajos a costa de la explotación de los
trabajadores y la degradación del medio
Según la OMT, los principios que definen el turismo
sostenible son:
Los Recursos naturales y culturales se conservan para su
uso continuado en el futuro, al tiempo que reportan beneficios;
El desarrollo turístico se planifica y gestiona de forma
que no cause serios problemas ambientales o socioculturales;
La calidad ambiental se mantiene y mejora;
Se procura mantener un elevado nivel de satisfacción de
los visitantes y el destino retiene su prestigio y potencial comercial; y
Los beneficios del turismo se reparten ampliamente entre
toda la sociedad.
Estas características hacen al turismo sostenible una
herramienta estrategia de desarrollo económico local. Por un lado, el turismo
supone una gran oportunidad en algunas zonas en las que no existen otras
alternativas de actividad económica. A su vez, como parte del sector servicios,
ofrece más oportunidades para el surgimiento de empresas locales (hay que tener
en cuenta que incluso en los países más desarrollados, este sector está
compuesto principalmente por PYME). Y a pesar de ser un sector que requiere de
fuertes inversiones en infraestructura y equipamientos, también utiliza mano de
obra de forma intensiva por lo que ofrece numerosas oportunidades de trabajo y
negocio para las mujeres y los jóvenes.
Turismo Sostenible: Una Estrategia de Desarrollo Local,
Regional y Nacional
Como todo sector productivo y comercial el turismo
debería tender a considerar la
sostenibilidad como el modelo de desarrollo a seguir en el corto y mediano
plazo. Más aun cuando “el producto” que genera los ingresos y las oportunidades
de negocio y progreso es el mismo que se ve
afectado al implementar un plande “explotación turística” a corto plazo.
Suena contraproducente, y de una visión en extremo cortoplacista, pensar que
una mala gestión turística puede literalmente “matar la gallina de los huevos de
oro” produciendo “pan para hoy y hambre para mañana”.
Sin embargo, esta realidad no es muy lejana a la de otros
sectores vinculados a la explotación de recursos naturales, en los cuales el manejo sostenible aún no
encuentra un espacio con vías a perpetuar una oportunidad para las generaciones
venideras. Pensar hoy en el turismo
sostenible conlleva los mismos desafíos, complejidades y paradigmas asociados
al modelo de desarrollo sostenible en su
dimensión integral. Es por esto que
conceptos tan familiares como el ecoturismo,
el turismo aventura, el etno turismo, el turismo rural y otros nos
sugieren una imagen distorsionada de la sostenibilidad, principalmente ligada
al contacto con la naturaleza, al entorno cultural y social. Debemos entonces preguntarnos ¿cuántos de ellos
realmente recogen la dimensión ambiental, social y económica en sus productos y
ofertas?
El Turismo Sostenible tiene como gran tarea constituirse
en una estrategia capaz de salvaguardar y respetar el patrimonio natural y cultural, promover y
fortalecer el desarrollo económico local y por sobre todo fomentar e integrar la participación de actores locales
en su modelo de gestión. Es por esto que debe ser considerada como una
estrategia de desarrollo local, regional y nacional y entregar los lineamientos
generales a la amplia oferta turística disponible y transformarse en el gran plan maestro que
guíe el desarrollo turístico en sus distintas escalas, e incorporarse dicho sea
de paso, en la política pública (servicios nacionales y regionales de
turismo) y privada (cámaras y
asociaciones turísticas)
En el emergente
mercado turístico el éxito o el fracaso del negocio y sus oportunidades de
desarrollo asociadas, podría estar determinado por la simple decisión de optar
o no por el modelo de sostenibilidad, ya
que si duda en un futuro cercano la
demanda mundial apuntará a contar
con servicios cada vez más amigables con
el entorno social, cultural y ambiental, y además con un fuerte componente de
desarrollo económico local. Estos factores sin duda serán determinantes y
repercutirán inevitablemente en la
imagen de marca, en la reputación del producto ofertado y de la
contribución real que empresa ofertante pueda ofrecer en el contexto del desarrollo
local.
La creciente demanda de servicios turísticos amigables con el medio ambiente y socialmente
justa parece ser la tendencia en la presente década, por lo cual la orientación
y el modelo a optar por el mercado del turismo en los próximos años
será determinante para el desarrollo del sector, con el fin de que en este
“negocio” todos puedan participar y ganar por muchas generaciones más.